8 de septiembre de 2006
Para no perderme en disculpas
concedo un valor ilógico
a todas esas consecuencias
de las que me acuso,
y cuando participo
y soy principio y fin,
distraigo la oportunidad de celebrarme.
Tal vez no sirva de mucho,
el propósito sigue rondando
con un gesto confiado
y yo no tengo más defensa
que la pereza que me da
pensar en sus motivos,
bastante tengo con encontrar
alguno para mí.
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