31 de enero de 2006

Incansable, avanzo al descanso,
al hueco en el rostro cansino,
a la materia efímera
de las manos y sus abrazos,
al recorrido por los ojales rotos,
a los pies deshechos,
a las sombras sin motivo,
al baúl de la ropa vieja
chirriando en mis oídos,
al último límite que olvidé
y seguiré olvidando,
a las brasas apagadas
en lugares abandonados,
a las razones y los versos
que se acaban,
a la nieve
y al desastre.

Para no despertarme,
me acercaré lentamente
al lugar donde acaban las voces
y termina el silencio.

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