7 de junio de 2006
No sé qué esconden esas promesas
que con tanto ruido incendian
la débil partitura
de mis pacientes propósitos.
No acabo de entender
por qué mi figura siempre acaba
dibujando insólitos equilibrios
trepando hacia sus rendijas
en una perversión de luz
de dudosa gratificación.
Así,
cómo razonar la coherencia,
cómo justificar el orden
o condenar el delirio,
en este entendimiento imposible,
cómo pedir comprensión
y a quién.
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