22 de junio de 2006














Las horas acuden invariablemente
para sofocar sombras
y no temer todos los vacíos
que por desconocimiento extrañamos
y aceptamos por temor o desgana.
Pero el tiempo no importa, sucede,
y no hay comparación sino excusa,
campo abierto para creer,
manantial nuevo que miente
sobre un proceso ya repetido.


No pasa el tiempo,
nosotros nos agotamos.

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