Abajo están las ocasiones inváildas
con sus amargos desencuentros
y su perfección prometida.
Huyen como cuando no había
conciencia en los deseos
y los sueños sólo se alimentaban
de realidades estúpidas y complacientes.
Conservan esa raíz rancia
de maldición injusta
tan propia de las creencias ligeras.
Pero están gastadas de tanta excusa
y no contienen ya otra cosa
que aburrimiento constante
usados ya sus abandonos.
Cuando sobreviva a la lucidez
de lo no ocurrido
me pondré a escuchar
cómo los dedos golpean con suavidad
sobre la mesa vacía.
3 comentarios:
Qué bueno que no era sólo yo la que pensaba en la lucidez de lo no ocurrido
Algo tendrán las cosas no ocurridas para que vayamos por ahí pensándolas.
Una de tus mejores fotos, de todas.
Lo no ocurrido es preñez de existencia.
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