23 de marzo de 2006

Este rápido vendaval de signos junto a mis obsesiones se concilia sin reparar en los rastros que deja la enfermedad continua cuando se advierte la única y reveladora trama, que es conclusión lógica y trasnochada lucidez. Puedo conservar toda la materia, absorber la necesidad, prender fuego a mi alrededor y separar las cenizas. No bastará siquiera que honre a mis desheredados, que mantenga escondida la progresión de la noche o que mude a otra piel más agradable y bañe de perfumes su infinito contorno. Van pasando los desvelos y pasa el tiempo de sus razones. Pasa el hambre también y la mano no puede aguantar su peso, cede y la voluntad se aprisiona entre sus dedos.

No hay comentarios: