Por las calles ahogadas
van pidiendo perdón
suplicando un día más para poder creer,
un día más para esconderse o saltar al vacío
o para aprender a esperar
sin vivir esperando,
como si no hubiera nadie
para repartir todo el silencio.
Cuando algunos se perdieron
y dejaron sus casas vacías,
las ropas por los pasillos
dibujaron cauces que atravesaban los edificios
y se perdían en el interior de las palabras
que quedaban abandonadas en su eco.
Supe entonces que ya no volverían
para habitar el lugar de su nacimiento.
29 de enero de 2009
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