23 de mayo de 2006

Concierto de Elliott Brood en Santoña



Escuchar un concierto de Elliott Brood es un acercamiento a la música en su forma más sencilla de expresarse. Y no es que la banda canadiense actúe de una manera infantil o minimalista, simplemente son capaces de hacer canciones corrientes con los mimbres justos pero también con los necesarios, canciones corrientes pero con una intensidad desbordante, con una naturalidad que no abunda demasiado pero muy convincente. Así que enfundados en esa manera de comprender la música, verles resulta un privilegio que contagia de principio a fin.

Una guitarra, un banjo (sustituido a veces por otra guitarra) y una batería que incorpora una maleta de viaje entre cajas y platillos. ¿Qué aporta? No sé, suena bien. Con estos componentes, unos gritos fuera de micrófono y una voz que parece la del desaparecido Shannon Hoon, cantante de Blind Melon, no sólo por su semejanza de tono, también por la forma de expresarse desde las tripas, mantienen durante todo el concierto una cercanía que el público atrapa sin remedio. El banjo suena completamente integrado en el sonido, que no es el sonido de un grupo con banjo. La percusión se desliza casi sin querer molestar añadiendo el ritmo preciso en cada momento. La guitarra, en manos de ese arrebato constante que se pasa la noche sentado, impulsa las canciones y las hace vivas. Suenan president, second son o wolfgang con un divertimento y entusiasmo que no deja a nadie quieto. Suena the bridge y es como si sonara una clásica canción que todos conocen desde siempre. Así una y otra vez. Ellos parecían divertirse y eso se nota. Para remate dos bises, todo un regalo para las apenas 40 personas (como mucho) que siguieron el concierto. Entre estas últimas una versión del hotel yorba de los White Stripes, perfectamente incluida en el repertorio, parecía una canción más de su cosecha.

Egoístamente, ver un concierto en estas condiciones, la sala medio vacía, es perfecto. Puedes moverte sin empujones, escuchar sin problemas y ver al grupo a tu lado. Pero es un poco triste. Es la misma historia de siempre. No entiendo nada. Al día siguiente la prensa local publicaba la lista de conciertos para la celebración del año santo lebaniego (o algo así), sin comentarios.

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