7 de noviembre de 2007

Concierto de Julie Doiron en Gijón

Aunque se hizo de rogar (Catenaccio, como buen caballero que es y que le honra, esperó pacientemente junto con su fiel gintonic al menos media hora más que yo) diría que fuimos perdonando los minutos de retraso canción a canción. Vimos a una Julie Doiron, desde mi punto de vista, absolutamente encantadora. A ratos tímida, dulce, cariñosa, enfadada consigo misma por su escaso conocimiento del castellano (una gira más), potente en la voz y en la guitarra. Acompañado por un estupendo batería que sabía cuando hablar y cuando callarse. Y también sabía cómo hacerlo. Una batería totalmente contenida, que entraba en el momento justo. Una Julie Doiron ante la que parecía difícil resistirse, a su voz, a sus canciones, a su añoranza de su familia, a la rabia contra una industria discográfica que, como tantas veces ocurre en la vida, anhela y detesta a la vez. Un concierto estupendo, tranquilo pero fuerte a la vez. El punto negativo, el de casi siempre: no creo que estuviéramos más de 30 personas en la sala. Algún día dejaremos de poder disfrutar de cierta música, al menos sin tener que mover el culo hasta la capital o hasta la otra capital. Bueno, eso que habremos perdido. Nos haremos menos preguntas. Nos conformaremos más.

Sanders

2 comentarios:

Clamavi dijo...

Gracias Sanders por la opinión (y con envidia).

sanders dijo...

no verás este comentario porque llevo días sin entrar en el blog (incluso semanas), porque no me da tiempo a todo. gracias a ti por apreciar lo que no tiene valor salvo para la gente que lee y escucha con cariño de amigo. a mi me hubiera gustado teneros al lado en el concierto.
prometo, cómo resistirme contigo, escribir algo sobre andrew bird, lo que consiga recordar. y si cae algo en el festival de cine (chiquita y chatarra fijo), a ver qué puedo hacer...
muas!