2 de noviembre de 2011

"El mapa y el territorio" de Michel Houllebecq













Cuando Jed desembocó en la anteiglesia de Notre-Dame de la Gare, empezó a caer bruscamente una lluvia fina y glacial, como una advertencia, y luego escampó con igual rapidez, al cabo de unos segundos. Subió los pocos peldaños que llevaban a la entrada. Los dos batientes de la puerta de la iglesia estaban abiertos de par en par, como siempre; el interior parecía desierto. Vaciló, después se volvió. La rue Jeanne-d´Arc descendía hasta el boulevard Vincent-Auriol, dominando el metro aéreo; a lo lejos se divisaba la cúpula del Panteón. El cielo era de un gris oscuro y mate. En el fondo, no había gran cosa que decirle a Dios; no en aquel momento.

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