Para calmar el frío de los derrumbes
otras habitaciones querrán suplantar
la memoria de los refugios extinguidos.
Volverán a ocuparse los dedos
con la sospecha de hacerse otros
sin temor a las respuestas
ni al preludio de lo que está por llegar.
Otras vidas aguardan
en la negrura de las cosas sin color,
conviven con el descrédito de las promesas
acumulando sinrazones capaces
de olvidar el tiempo que no vendrá.
Pero vendrá la noche para advertir
de los riesgos de un amanecer sin memoria.
14 de mayo de 2009
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