28 de junio de 2010

"La pesca de la trucha en América" de Richard Brautigan













En el escaparate había también hamacas de selva para los parientes lejanos, y bidones de seis litros de esmalte por un dólar y diez centavos para otros seres queridos.
En otro gran cartel ponía:
SE VENDE ARROYO TRUCHERO USADO
HAY QUE VERLO PARA APRECIARLO
Entré y me quedé mirando unos faroles de barco que tenían de oferta junto a la puerta. Un dependiente se me acercó y con voz agradable me preguntó: “¿le puedo ayudar en algo?”.
-Sí -le dije-. Me interesa ese arroyo truchero que tienen a la venta. ¿Qué me puede contar de él? ¿A cómo lo venden?
- Lo estamos vendiendo a tanto el metro. Puede comprar un cachito, o si prefiere llevarse todo lo que nos queda. Esta mañana ha venido otro cliente y se ha llevado 171 metros. Se lo quiere regalar a su sobrino por su cumpleaños –me explicó el dependiente.
- Las cascadas las vendemos por separado, claro, y los árboles y los pájaros, las flores, la hierba y los helechos son también extras. Los insectos los incluimos de regalo por una compra mínima de tres metros de arroyo.

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