25 de abril de 2006

La transparencia urgente de la necesidad hace de los anhelos una inútil compañía de tan modesta que es en sí misma. No hay lugar para los equipajes que acostumbran a cegarse deslumbrados, ni los últimos silencios desembocan en cuadernos blancos de artificio engendrador, más bien es al contrario y el objetivo de esta condicionada, desesperada búsqueda hacia lo más elemental obliga y arrincona los deseos de los que debo despojarme para alimentar el hambre disgustado de cada día.

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