Aquí había un cuerpo
y a su lado contagios de toda clase
disimulaban su falsa inocencia.
Si los brazos tropezaban
y perdían el rumbo
un hombro empujaba entonces
hacia una promesa creíble.
El tacto confiaba.
Era sencillo.
Cómo saber qué importa.
10 de julio de 2008
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1 comentario:
Qué guapo, qué guapo
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