17 de abril de 2008

Iba de un lado a otro
mudando la necesidad
en cada olvido.
Amanecía en calles extrañas
cuando la noche disparaba contra las aceras
milagros del color que tienen los ojos
cuando miran.
Arrastraba los pies
en una cadencia de pasos ahogados,
en un andar de intuiciones desafortunadas
que le devolvía a la realidad de los charcos
y de los parques abandonados del desencuentro.
Si las paredes le acechaban
corría hacia su ausencia
cansado ya de esperarse.