11 de abril de 2007

Algunas templanzas olvidadas
generan rastros en lo cotidiano.
Deshechas para el retrato
de la confirmación escasa,
en sus secretos velados
invitan a un encuentro
que desarme la atención.

Uno cree no fingir,
no tener límites en la continuidad.
Alza la vista para ausentarse
de la prolongación de sus miedos
apresurando la impaciencia.
Busca no saber el final
esta, otra, vez definitivo,
como ayer,
como siempre.

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